A veces, por algún motivo específico, necesitamos pausar alguna aplicación pero no cerrarla. Puede ser un caso el que hagamos una pausa en nuestra programación con nuestro flamante comedor de recursos como es eclipse o aptana y queramos ver un vídeo flash (otro glotón de recursos) con fluidez. Sería incómodo cerrar todo el IDE para luego volver a abrirlo. Pero el kernel Linux pensó en esos pequeños detalles y nos brinda ciertas posibilidades entre las que se encuentra detener, pausar o matar un proceso (o aplicación para los menos curtidos).
El caso es que podemos mandar la señal detener ( -19 ) a un determinado proceso para posteriormente poder iniciarlo de nuevo ( -18 ). Esta señal se puede mandar con el comando kill y el id de proceso o con el comando killall y el nombre de proceso. Como no me gusta dar tantas vueltas, me centraré en killall:
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